lunes, 11 de enero de 2016

Sesión en un teatro, humillación, pañales, correa, servidumbre


Nazan, 45 años, delgado. Es un cliente de mi trabajo oficial, que sabe que me gustan los juegos BDSM, y cuando le dije mi aventura de iniciar estos juegos desde otro punto de vista, no solo le encantó sino que me reservaría cita. Y así fue, ha ido leyendo mis sesiones y me ha elogiado por ser imaginativo, pero me lanzó un reto “hacer una sesión BDSM en medio de una obra de teatro”. Creo que el pensaba que le iba a decir que no, porque cuando acepté el reto, titubeo y me dijo “¿De verdad?”. “¿Qué pasa que después de tantos años todavía no me conoces?”. “Pero no te diré el día, ni la hora hasta el día mismo en que vayamos, ni la obra para que no te prepares nada”. “Genial, me encantan los retos”.  

Este domingo, me envió un mensaje a las 15h, “Esta tarde tenemos sesión de teatro y BDSM, ¿te apetece?”, “Si claro”, “Genial, pues si puedes estaré allí a las 17h”. Se presentó en casa, con ropa convencional rozando el sport. Nos dimos un abrazo. Y mientras me cambiaba él se quedó hablando con mi pareja. Salí impecable, un traje de color oscuro y las botas que ya habéis visto en alguna ocasión, de echo salí con los guantes de cuero puestos. Me vio y tragó saliva. Había acertado con la indumentaria. Allí me dice, “Tu pareja también se tiene que vestir” “¿y eso?” “Pobrecito, no le vas a tener aquí castigado no, así disfrutamos los tres del teatro y tú y yo con ese punto extra que da el juego”. La verdad es que ellos dos se que se llevan bien y a mi pareja le gusta a veces el teatro, asique no le puse problema. 

Salimos de casa, y me dijo, “¿llamamos a un taxi no?”, “Nah nah, vamos en el metro, a partir de ahora comienza la sesión”. Fuimos al metro, y mientras esperábamos le puse una tobillera de cuero. Le fui a sacar una foto y “perdona Jaime, pero no quiero fotos”. Como es normal acepté, aun así negocié con el sacar un par de ellas que veis aquí, en las que no se le ve prácticamente nada. Una vez en llegó el metro, le enganche a una correa de cuero muy suave, para que pasase disimulada. Eran varias paradas asique me daba tiempo a jugar un poco. El me mostró al rato que estaba ya empalmado. Le tiré de la correa para llamarle la atención dos veces y en todo momento la tenía medio tensa para que notase la tirantez. Mi pareja estaba con la cara roja, creo que todavía no está muy acostumbrado a mis juegos delante de él, y eso que ya son varios años. Pensaba que estábamos siendo lo suficientemente discretos, pero creo que no, un chico joven de unos 32años, me vio que jugaba con él, y yo no sabía si solo le estaba pareciendo raro, porque lo cierto es que nos miraba y se sonreía, pero con una sonrisa morbosa. Al rato ya descubrí por el bulto que tenía en el pantalón y que el orgullosamente me mostraba con su mano. Le mostré a Nazan lo que él le estaba gustando al compañero de viaje, y como seguramente este desearía estar en su lugar. Se le puso una cara de orgulloso y lanzo una sonrisa de “cachorro feliz”. Sin duda me encantó. 

La verdad es que me despisté entre atender a Nazan, ver que mi chico estuviese a gusto, jugar con nuestro compañero de viaje y por supuesto disfrutar yo con los tres. Me despisté y casi a un nada de llegar a nuestra estación, le desenganché la correa. Y le guié el ojo al acompañante y le dije gracias. Le di el paraguas a Nazan y le hice que nos tapase a mi pareja y a mi mientras él se mojaba, al rato le dije que se metiese dentro del paraguas también. Fuimos andando hacia el teatro y de camino Nazan me dijo “Gau, es la primera vez que hago esto en público, estaba muy nervioso, tenía un cosquilleo en el estómago e incluso una vez me dio ganas de decirte que parases por miedo”. Y le dije “Son sensaciones normales, aun así sabes que en cualquier momento me puedes decir “STOP” y paramos”, “no, no, si quiero seguir jejeje”. Llegamos al teatro, y le dije a Nazan que cerrase el paraguas y lo sacudiese. Después me quité los guantes, le dije que me los besase y que me los guardase para cuando se los pidiese. Sacó las entradas y le dije “ahora busca como un buen perro cual es nuestro sitio”. Él estaba encantado con el trato medio suave de sirviente que le estaba dando.

Encontró por fin los asientos. Faltaban 10 minutos para que la obra comenzase, asique le dije a mi pareja que nos esperase allí. “Nazan, ven conmigo al baño”. Una vez en el baño, le dije que me lamiese las botas, y él también se negó. Por estas cosas prefiero siempre que se rellene el cuestionario antes de las sesiones para conocer a la gente y saber que hacer. Más de uno hubiese estado encantado en lamerlas allí en los baños. Asi que le dije bueno pues agáchate y bésame las botas. Después le hice que se bajase los pantalones y le rodee con papel higiénico la pelvis y los genitales como si fuese un pañal. Con esto si estaba disfrutando más. De echo mojó de precum parte del papel por lo que tuve que ponérselo de nuevo, incluso reforzar esa zona con más papel. “Ahora llevarás este pañal por castigo, de no haberme rellenado el cuestionario antes de la sesión”. Entraron a la puerta de improviso, yo me di la vuelta como si estuviese meando y el se subió los pantalones. Esperamos a que el otro se fue, nos lavamos las manos y le dije “ahora continuemos con la función”.

Llegamos a nuestras butacas, ya habían apagado las luces del teatro, le puse de nuevo la cadena en la tobillera y terminaron de apagar las luces. Durante la obra de teatro, yo le iba comparando con los personajes humillándole, le escupía en mi mano para que lo lamiese, le decía cuando tenía que aplaudir y cuando no, yo aplaudí varias veces contra sus nalgas, le clavé en alguna ocasión el paraguas en el pie. 

La obra se llama “La viuda alegre”, la cual sin duda os animo a que la veáis, merece mucho la pena tanto por la obra en sí, como por la puesta en escena, como por las magistrales voces que la interpretan. Es curioso porque pudimos adaptar perfectamente el juego a la obra de teatro. Para no aburrir demasiado, destacaré solo algunas partes de la obra con las que jugamos. Hay un personaje que es Camille, la esposa de un embajador, que es filtreada por un joven, en su abanico la escribe “Te quiero” y ella le escribe “soy una esposa honesta”. Pues yo le solté, ves tu deberías poner “soy una zorra y estoy a tu servicio”. Danilo, cuando le ofrecen bailar con una viuda rica para enamorarse de ella vende su puesto para bailar con ella, y yo le solté “ves, contigo debería hacer lo mismo, levantarme en esta sala y decir… señores quien de ustedes quiere jugar con esta escoria”. O por ejemplo para mi sorpresa, en el tercer acto como es sabido se produce en ambiente de cabaret, lo que no imaginaba yo, era que en esas escenas salieran azotes, dogtraining, y otras prácticas de lo que llamamos “sexo duro”, fetiche, feminización, etc. Nos miramos entre los dos y le dije “si te gusta alguna postura me dices”. Parecía un niño chico en una confitería, me señalaba una y otra y otra. 

Terminó la obra, y todos rompimos aplaudir, pero yo le dije a Nazan que no, que aplaudiese más aquel personaje que no le hubiese gustado. Y a los que a mí me gustasen más, le daría un tirón de la correa para que no aplaudiese, y así lo hice con el embajador y con Danilo. Después le dije, y ahora levántate aplaudir, dicho y echo, fue levantarse él y levantarse después parte de los espectadores. Wau, algo me recorrió el cuerpo, en cierta forma yo había echo que todas esas personas se levantasen. Me encantó!.

Al salir le dije que me diese los guantes y que nos volviese a cubrir con el paraguas hasta el metro. Allí le hice un par de perrerías, hasta que cuando llegamos a Sol, salimos. Le dije “hemos terminado la sesión”, le di un abrazo, y le dije que nosotros ya nos vamos para casa. Me dio mil y una gracias, y que se lo había pasado genial, que estaba deseando repetir, etc. Al llegar a casa vuelve a decirme lo mismo vía wasap. Yo la verdad estoy encantado cuando en una sesión hay química y los dos lo pasamos genial. Ya le dije, no hay próxima sesión hasta que no me traigas el cuestionario relleno. Y me suelta “me da permiso para masturbarme recreándome en todo lo que ha pasado hoy”… “no solo te doy permiso, te pido que lo grabes en tu mente y lo uses en varias ocasiones”, “creo que la sesión de hoy no se me olvidará en la vida, gracias de nuevo”. 

2 comentarios:

  1. Que morbo, me gusta por dos cosas: es mucho más original que la clásica paja/mamada en el cine y aparte es más sutil y erótico.

    Abrazotes.

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    Respuestas
    1. Me alegro que te guste Christian. Si a mi me encantó, todos los juegos relacionados con el BDSM y el mundo fetish me encantan jeje.

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